Cuando llegar no es lo más importante
Hoy venía en el metro y una niña como de 5 años le preguntaba a su mamá ¿cuánto falta?
Recordé en ese momento
que en general, y sobre todo en estos tiempos tan vertiginosos que vivimos,
todos queremos que las cosas sean rápidas; comemos rápido, caminamos rápido y por si fuera poco, en nuestros lugares de trabajo todo lo piden para ayer. Por lo que siempre estamos pensando en "llegar",
algunos ni siquiera saben dónde, pero les interesa que sea pronto. En fin, no hay tiempo para, realmente, vivir.
Cuando alguien se me acerca para preguntar por las clases de canto que hago, siempre preguntan ¿y en cuánto tiempo podré cantar bien? yo les respondo que dependerá del estado de su voz, de sus aptitudes, de la perseverancia y la decisión que tengan para hacer los ejercicios que les enseñaré, porque su progreso dependerá en un 90% de ellos mismos. Así que seguramente lograrán cantar bien en unos meses o años, nunca se sabe con exactitud 😅 Pero lo que sí es cierto, es que todo lo que logremos en esta vida habrá requerido de un proceso.
Los procesos a veces son largos, otras cortos. En ocasiones serán dificultosos, en otras muy fáciles de seguir, pero nada es automático cuando se trata de crecer como persona, nunca encontraremos una receta de tres pasos que nos convierta en lo que deseamos ser, pero sí será más hermoso si lo hacemos con fe, sabiendo que no estamos solos en el camino.
Y es que sin los procesos no desarrollaríamos estas hermosas cualidades que la Biblia llama "el fruto del Espíritu" conformado por la paciencia, la fe, la templanza, la bondad y muchos otros que requieren que seamos probados y experimentados en los distintos desafíos que enfrentaremos a lo largo de nuestra vida.
Hay un versículo en la Biblia, en el capítulo 1 del libro de Santiago que dice que debemos tener mucho gozo cuando estemos en dificultades, porque eso nos hará mejores personas, plenas y completas. En el momento mismo de la prueba no se entiende este llamado a estar gozosos, y me pregunto si el apóstol Santiago se sentía bien cuando escribió ese versículo, pero después de pasar por la tempestad y salir al otro lado, se puede ver con claridad que valió la pena el sufrimiento y entonces nos alegramos y logramos comprender lo que quiso decir. Sin embargo, Dios nos pide que nos gocemos de antemano, porque él ve lo que nosotros no podemos ver y solo desea que confiemos. Eso sí que es fe, es reír aunque no sienta risa, creer aunque no vea y bailar aún sin música.
Amados amigos, no estemos tan preocupados del destino, más bien disfrutemos del trayecto, que el tiempo de Dios es perfecto y todo llegará, ni tarde ni temprano, sino que simplemente ¡A tiempo!
Dios te bendiga y ¡hasta la próxima!
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