¿EGOÍSMO O ACTO DE AMOR?
Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39)
Anoche estaba mirando una de mis series médicas
favoritas y apareció en escena una paciente que había intentado suicidarse por
segunda vez. Había tomado pastillas y luego se arrepintió y acudió a
emergencias. Mientras la atendían le preguntaron a qué se dedicaba y ella les
comentó que su profesión tenía que ver con los derechos de los niños y no tenía
tiempo para quedarse más en esa cama y que por favor le dieran el alta.
Los médicos le dijeron que no podían darle el alta
porque ella era un peligro para sí misma y que necesitaba ayuda. La mujer
respondió que lo que le sucedía no se comparaba a lo que sufrían esos niños y
que no tenía tiempo para ella, pero los doctores le dijeron que el autocuidado
no es egoísmo, sino todo lo contrario, porque para ayudar a otros tenemos que
estar bien nosotros primero.
El mandamiento “amar al prójimo como a uno mismo” es,
prácticamente, universal. No creo que exista alguien que no lo conozca. Es una
regla de vida. Y todos están de acuerdo en que hay que amar a quienes nos
rodean, a nuestro prójimo, pero cuando se trata de amarnos a nosotros mismos,
algunos creen que se trata de egoísmo o narcisismo, cuando en realidad es
imposible ayudar al otro si yo no estoy bien.
Una imagen de esto puede ser cuando en los viajes en
avión se enseña que si ocurre una emergencia o un accidente se debe usar las
máscaras de oxígeno que se soltarán automáticamente y se aconseja que, si viaja
con niños o personas adultas que requieran asistencia, primero se debe poner el
oxígeno a uno mismo y después ayudar al compañero, porque si quedamos sin
oxígeno no podremos ayudar a nadie.
El oxígeno lo necesita usted primero. Así que antes de
ayudar a respirar a alguien más, hágalo usted antes. Antes de amar a los demás
ámese usted primero. Antes de respetar a los demás, respétese usted primero.
Antes de cuidar a los demás, cuídese usted.
Es muy común encontrar a personas, y especialmente
mujeres, que están tan ocupadas atendiendo a los demás, que se olvidan de
atender sus propias necesidades. Posponen sus horas al médico, pero no olvidan
una cita para sus hijos o esposo. Compran ropa o cosas para otros, pero ella
siempre queda para el final. Alimentan a su familia y descuidan su nutrición.
Descuidan sus horas de sueño mientras arropan a los demás, no se dan tiempo
para ellas porque siempre están ocupadas atendiendo a los demás.
Es cierto que cuesta encontrar equilibrio en medio de
esta vida un tanto vertiginosa que estamos viviendo, pero hay que encontrar ese
balance que nos permita vivir más y mejor, porque solo así estaremos amando
sanamente a nuestros seres queridos.
Nosotras tenemos tendencia a la necesidad de sentirnos
necesarias. Queremos que los demás dependan de nosotras porque así nos sentimos
importantes, amadas y con sentido de propósito, pero olvidamos que la vida no
solo se trata de complacer o hacer feliz a los demás, sino también de cumplir
el propósito para el cual nacimos el cual no solo es ser madre o esposa. Porque
si así fuera, no existirían mujeres sintiéndose tan vacías cuando los hijos
salen de casa para ir a la universidad, o cuando el esposo se va de sus vidas.
Hay muchas mujeres que han basado su valor en el hacer
y no en el ser. Es decir, se sienten valiosas en la medida que hacen algo por
otros. El día que ya no tuvieron que hacerles el sándwich a los hijos, o
lavarles la ropa, o ser el transporte de todos, no sabe cómo llenar su tiempo o
se sienten culpables de tener tanto tiempo libre y no se dan cuenta que esas
manos que ahora están desocupadas pueden hacer tanto o más que antes, solo hay
que cambiar el enfoque.
Invertir tiempo en uno mismo es cuidarse, es amarse.
Si no lo hago no estoy cumpliendo con el mandamiento universal. ¿Cuánto tiempo
hace que no te das el tiempo de leer un buen libro o de tener una cita contigo
misma? Para alguna puede ser raro salir sola, pero se siente bien estar con uno
misma, o juntarse con alguna amiga cada cierto tiempo y reír hasta que duela el
rostro y la pancita.
O ¿qué tal un tiempo para mimarse en el salón de
belleza? Si están los recursos para hacerlo ¿por qué no? También puede ser el
“hágalo usted mismo” pero hay que amarse un poquito más y eso implica tiempo de
calidad. Así como reconocemos la importancia de dar tiempo de calidad a
nuestros seres queridos, también es importante ese tiempo de calidad para uno
mismo.
Mi esposo y yo, durante el tiempo de pandemia, hemos
trabajado en casa. Así que estuvimos viéndonos todos los días y estuvimos
juntos las 24 horas del día. Y es cierto que nos amamos con toda el alma, pero
hubo momentos en que quisimos estar cada uno en diferentes continentes. Y no es
que nos amemos menos, sino que cada persona necesita su espacio. Todos tenemos
derecho a tener privacidad y su propio tiempo, pero la pandemia nos obligó a
vivir de maneras muy diferentes a las que estábamos acostumbrados.
Así que, en vista de que la situación se iba a
mantener así, por salud mental, decidí salir de mi casa una vez a la semana y trabajar
desde un famoso Café. Ese era el día para relajarme, caminar por las calles que
me gustan y disfrutar de un rico te chai mientras trabajaba “fuera de casa”.
Ahora, esto es solo un ejemplo de un acto de amor
propio. Tú puedes hacer el tuyo; puedes pensar qué necesitas para sentirte
mejor. Tal vez conseguir a alguien que cuide a los niños por una hora y salir a
caminar tú sola. O buscar un asiento en una plaza cercana y leer un buen libro.
Para amarme un poquito más debo comenzar con la
pregunta: ¿Qué necesito? Y satisfacer esa necesidad. Pedir ayuda si es
necesario. Comunicar lo que quiero hacer y cómo deseo que me ayuden y no
esperar que adivinen mis pensamientos, aunque no sea tan romántico.
¿Hace cuánto tiempo que no te haces un chequeo médico?
¿Cuánto tiempo llevas quejándote y no has pedido con claridad lo que necesitas
que los demás hagan en casa? ¿Qué decisiones necesitas tomar por tu sanidad
mental y física?
No olvidemos que el autocuidado no es egoísmo, es amar
al prójimo, como a nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario